13 febrero 2010

Colonia, Uruguay

Si algo llama la atención en Colonia del Sacramento, es la cantidad de motocicletas que molestan por la ciudad. Primera crítica poco saludable a una ciudad que se las arregla con presentarse como un lugar de tranquilidad. Es que son muchas, centenares de motos circulando por las calles. Muchas decentemente manejadas por hermosas señoritas, pero la gran mayoría por insoportables muchachos ruidosos, que molestan, que aceleran, que manejan por donde se les antoja.
Es que son muchas motos, nadie lo creería, pero son millones. Estacionadas, afuera de los bares, dentro de las cocheras, fuera de las cocheras, por la vereda, por las calles… Andan haciendo ruido sin sentido. Si embargo esta barbarie tiene su explicación. Los extremos más lejanos de Colonia no están más allá de los 7 Km., las distancias son cortas y muchos, los muchos que andan con sus motos por la ciudad, prefieren comprar una moto a tomar el transporte público. Y ¿por qué prefieren comprar una moto? Porque un pasaje cuesta unos 23 pesos uruguayos, algo más de un dólar, y con 600 dólares quien desee interrumpir la tranquilidad de la ciudad, puede comprarse su motocicleta.
Que no se espere comprar con 600 dólares una moto digna, debe conformarse con una de origen chino de marca parecida a la de un ventilador. Ventilador o no, es una moto al fin.
Fue por la última crisis, la del 2001, quedó el resabio y cuando llegaron las motos chinas, se fueron los boliches, las discos y los pubs. Esa crisis dejó a los pibes sin boliches y debieron conformarse con tomar algo por las calles, por aquellos años era una mezcla entre vino y naranjín (una gaseosa, que a juzgar por el nombre, debe ser horrible) cierto es que tomar algo por las calles, como producto de la crisis, se convirtió en una costumbre.
La crisis se fue, los bares no volvieron, los pibes ahora tienen un poco más de plata y pueden comprarse una cerveza en vez de esa mezcla espeluznante y Colonia por la noche no es lo que me esperaba.
Es que un viernes a la noche es un boliche al aire libre y rodante. Para hombres y mujeres por igual, deambulan por la calle con una cerveza en la mano como quien se toma una Coca Cola. Están los que caminan y toman su cerveza y están obviamente los que manejan sus motos y toman su cerveza. Pero falta algo para que Colonia sea un boliche hecho y derecho, la música. Paciencia, esperen a que pase el fantástico fantasma del mehari rojo que con su equipo de audio le da ritmo bailador a la noche de Colonia. A descansar a otra ciudad, vo.  

03 febrero 2010

Y volaban...

Salen del cuarto y se ponen a hablar,

hace mucho que el sueño no los vuelve a juntar.

Tiro los dados y cayeron al mar

uno es un superhéroe y una chica mortal

Sacan las cartas del placard de papá,

y las prenden y el perro no para de ladrar.

Llevan dos bolsos y un papel de fumar,

Sargent peppers, el walkman y las flores del mal.

Y volaban no paraban de hablar... se reían de nada.

Que se vayan de acá

que no vuelvan... sin nada.

y volaban no paraban de hablar , se reían de nada...